sábado, 3 de febrero de 2007

LOBOS, CORDEROS Y SEMAFOROS

Un lector amigo (Poleo) nos hizo llegar un texto de Arturo Pérez Reverte, con la intención de compartirlo con todos ustedes.

S.U.

Pues sí, chico. Ya ves. Toda la vida diciéndote tus viejos y tus profesores que hay que tener buen rollito, que la violencia es mala y que el diálogo resuelve todo problema. Y tú, creyéndotelo. Y resulta que el otro día, cuando ibas de marcha con tu novia y tus amigos sin meterte con nadie, un grupo de macarras se bajó de las motos y os infló a hostias por la cara, oye, sólo por pasar el rato, y al que más le dieron fue a ti, justo cuando hacías con los dedos la uve de paz, colegas, pis, pis, decías en inglés, que suena más globalizado y dialogante. Peace, colegas. Pero los colegas, que no debían de puchar el guiri, se pasaron la uve por el forro, y te pusieron guapo. Y date con un canto en los dientes –los pocos que aún tienes sanos– de que encima no le picaran el billete a tu churri. Y sorprende, claro. Con tu buena educación y todo eso. La violencia es mala, etcétera. Y claro, sí. En principio, lo es. Pero también resulta útil para la defensa, o la supervivencia. Si tus abuelos no hubieran peleado por cazar y sobrevivir, no existirías hoy. O recuerda Sarajevo, hace nada. Y así. Sin la capacidad de luchar cuando no hubo más remedio, tu estirpe se habría extinguido como otras –más débiles o pacíficas– se extinguieron. Ahora vives en una democracia donde eso parece innecesario. Aquí, la renuncia del ciudadano a liar pajarracas individuales se fundamenta en que el Estado asume el monopolio de la violencia para emplearla con sensatez cuando las circunstancias lo hagan inevitable. Dicho de otro modo: la gente no anda armada y dándose estiba porque es el Estado quien, mediante las fuerzas armadas y la policía, administra la violencia exterior e interior con métodos respaldados por las leyes, el Parlamento, etcétera. Ésa es la razón de que, un suponer, cuando alguien esgrime un baldeo y te dice afloja la viruta y el peluco, tú no saques una chata y le vueles los huevos al malandro, sino que estés obligado a mirar alrededor, paciente, en espera de que un policía se haga cargo del asunto, proteja tu propiedad privada y conduzca al agresor a un lugar donde quede neutralizado como peligro social. Pero eso es en teoría. Tu problema, chaval, es que te han educado para ser el corderito de Norit antes de que los lobos desaparezcan. O lo que es peor, cuando ya sabemos que no van a desaparecer. Dicho de otra manera, olvidaron enseñarte a pelear por si fallaban los besitos en la boca, los policías, los jueces, las oenegés y los soldados sin fronteras. Por eso en ciertos ambientes y circunstancias lo tienes crudo: un toro capado y sin cuernos sólo sobrevive entre bueyes. En lo que llamamos Occidente, gracias a una espléndida tradición grecolatina, humanista e ilustrada, los derechos y las libertades alcanzan hoy cotas admirables, merced a la confianza de los ciudadanos en mecanismos democráticos garantizados por leyes convenientes y justas. Dicho en fácil: hemos convenido, por ejemplo, que ante un semáforo en rojo los coches se detengan, porque eso mejora el tráfico y la convivencia. El problema surge cuando un hijo de puta –condición propia, siento comunicártelo, de la naturaleza humana– pasa de semáforos y circula a su bola. Entonces, quienes se detienen con la luz roja están en inferioridad de condiciones, desvalidos ante quien aprovecha para colarse, llegar antes y hacerse el amo de la calle. Y ése es tu problema: la indefensión de quien respeta el semáforo cuando otros no lo hacen. Unos por falta de costumbre, pues vienen de donde no hay señales de tráfico, o no funcionan. Otros, los de aquí, porque se nos fueron de las manos y no somos capaces de darles educación vial ni de la otra. Y claro: a veces algunos de ellos ceden a la tentación de utilizar el semáforo contra quienes, prisioneros de él, lo respetan. Contando, naturalmente, con la pasividad cómplice de aquellos a quienes corresponde el control del asunto, que suelen permanecer paralizados por el miedo a que los llamen autoritarios y poco enrollados, hasta que de pronto se acojonan y sacan los tanques a la calle, o preparan el camino para que otros matarifes los saquen. Contradicción, ésta, característica del espejismo en que vivimos: un mundo socialmente correcto, donde todo ejercicio de autoridad o violencia legítima, por razonable que sea, queda desacreditado gracias a tanto cantamañanas que vive de la milonga y el cuento chino.

Arturo Pérez Reverte El Semanal 4 de diciembre de 2005

38 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante nota de Perez Reverte. Refleja perfectamente la situacion actual, ya que nuestros dirigentes piensan mas "en lo politicamente correcto, en no ser autoritarios (como si cumplir la ley es sinonimo de ser dictador)" que en cumplir con sus responsabilidades y proteger al ciudadano. Y por si fuera poco nos iluminan con politicas para mejorar la seguridad como la de cambio armas por dinero. ¿Que delincuente en su sano juicio (si es que lo tiene) va a vender su medio de trabajo?. Y por si fuera poco, sin hacer preguntas ni verificar si esa arma fue usada en un delito (ver para creer).
El ciudadano esta indefenso, y el problema de la inseguridad no radica en la existencia de armas en poder de sociedad civil, sino en la falta en el cumplimiento de la ley por parte del estado combatiendo a los criminales.
¿Que ciudadano le interesa andar enfrentamdose con los delincuentes? Creo que a ninguno. Pero se ve obligado a defenderse o a vivir oprimido a los designios de los malvivientes, por la inaccion de los dirigentes complices y cobardes.

Unknown dijo...

Ciertamente Rox. Como dice la nota, nuestros actuales gobernantes obran como si tuviesen terror a que se los llame autoritarios, o peor aún: "Represores". No importa cuán legítimo, lógico y necesario resulte el uso de la fuerza para hacer cumplir la ley. Tal vez tenga algo que ver con la posibilidad de ser víctima del propio discurso…

Sniper Urbano dijo...

Rox y Abracurcix. El tema es, desde mi punto de vista, sumamente complejo y da para mucho. El imperio de la justicia debe ser una norma distintiva en el estado de derecho, no sólo en su faz legal, sino también en su costado social.
Gracias por sus comentarios

Unknown dijo...

Sin duda Sniper. Es así como vos decís. La razón de ser del estado es el bienestar de sus habitantes y su seguridad. La justicia social es un requisito indispensable para la primera, y el cumplimiento estricto de la ley (estricto tanto para los habitantes como para el estado)lo es para la segunda. El tema es que si un ciudadano reneniega de la ley, está el estado para hacérsela cumplir en beneficio del conjunto de la población. Pero si es el estado quien elude su responsabilidad de hacer cumplir la ley, la cuestión resulta peligrosa para el sostenimiento del orden. No soy abogado pero hasta donde sé, la ley para ser tal, debe ser factible de hacerse cumplir por la fuerza si el cumplimiento no es voluntario. Sin apego a la ley no hay justicia posible, y sin justicia no puede haber bienestar, prosperidad y seguridad.

Anónimo dijo...

Sniper, como vos bien decis es necesario no solo la faz legal sino tambien social para que exista un estado de derecho a toda regla. Me pregunto que debe establecerse primero, ¿un estado de derecho en donde se cumpla la ley o donde se de la justicia social? Yo creo que los dos deberian ir de la mano, pero un estado de "derecho" en donde se cubran las necesidades sociales a costa de la vulnerar la ley, nos lleva a una anarquia.
Como ejemplo podemos ver a los asambleistas de Entre Rios, los cuales en pos de lograr su objetivo "social" de una tierra libre de polucion, violan el derecho a circular. Esto llevo a que personas de la ciudad de Colon atacaran el bloqueo y lo incendiaran, aduciendo que los mismos afectaban su derecho a comerciar. No paso a mayores porque no hubo resistencia pero ¿que pasaria si los animos se calientan?. Una vez mas el estado no cumple con la ley y lleva a que los ciudadanos se peleen unos contra otros en pos de lograr cada uno su "justicia social", cometiendo ambos diferentes delitos (cortes de rutas por un lado y agresion por el otro) y violando la ley.

María Magdalena dijo...

Es interesante destacar cómo en todos los comentarios realizados a raíz del interesante artículo de Pérez Reverte aparece el término "justicia social". Por ello, propongo que cada uno acerque la definición que considera más adecuada para delimitar este concepto.
Muy bueno el texto. En él también se explicita cómo Occidente sentó parte de sus bases -aunque nos cueste aceptarlo- sobre la ética protestante, desde la cual, por ejemplo, se sustenta la siempre bien ponderada frase que en algún episodio de nuestras vidas hemos padecido: "Mis derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás"... Miente, miente que algo aquedará! Un gran abrazo a todos,

María Magdalena dijo...

Ah! Disculpas, pero he reiterado una y mil veces la palabra "interesante"... Lapsus, acto fallido o falta de léxico?...

Unknown dijo...

Bueno, tomo la posta que dejó María Magdalena. A riesgo de pecar de impreciso, digo que la justicia social no es ni más ni menos que igualdad de oportunidades y la adecuada distribución de las riquezas, ambos íntimamente vinculados entre sí. Ahora bien, estos dos conceptos dan para hablar muchísimo, y tienen tantas aristas como ganas de escribir tengamos. Si alguien tiene ganas...

Sniper Urbano dijo...

Comparto la opinión de Abracurcix, el nombre de justicia social se ha usado tanto que se terminó desvirtuando tanto su concepto, como el de las dos palabras aisladas.
Ateniéndome a una idea breve, pretendo por justicia social que se cumplan las garantías que manda nuestra carta magna.

María Magdalena dijo...

El término Justicia deviene del Latín justitia, conformidad con el derecho. No obstante, existe una multiplicidad de significados que el término mismo congrega; significados que, por otra parte, abarcan diferentes ámbitos: el religioso –justicia como justificación de la Fe-; el social –justicia legal, distributiva-; el privado –justicia entendida como virtud-; al público e institucional –como poder judicial-.
En un sentido amplio, se asocia a la actitud del hombre de vida moral recta, al hombre que llamamos «bueno». Platón recurre a este sentido cuando relaciona la justicia con el Bien: es justo el hombre que, bajo la idea del Bien, ordena su vida, igual como es justa la ciudad que, bajo la guía del gobernante que conoce el Bien, ordena a las clases que la componen al cumplimiento de su fin. Para Aristóteles, la justicia (dikaiosýne) es virtud: virtud total, que engloba todas las demás virtudes éticas, y consiste en la observancia de la ley (justicia legal) y virtud parcial, que divide en justicia distributiva y correctiva o conmutativa; la primera regula la distribución de cargas y premios en la sociedad, y la segunda las relaciones personales (Ética a Nicómaco, 1129 a-1131 a).
La justicia legal aristotélica se aleja de la idea platónica del Bien y se orienta, sin resonancias religiosas, al bien común de la sociedad. Ulpiano (hacia 223 d.C.), al definir el derecho como el arte de lo bueno y de lo justo, enumera las características de este tipo de vida: «vivir de forma honrosa y acreditada, no perjudicar a los demás y dar a cada uno lo suyo» (Digesto, I,1,10,§ 1). Santo Tomás de Aquino, principal exponente de la filosofía escolástica medieval reitera las distinciones de Aristóteles, fundamenta la justicia legal (social) en la ley eterna y, a la justicia particular que Aristóteles llamaba correctiva, la llama conmutativa.
Con la aparición de las nuevas teorías sobre el derecho natural se mantienen por un lado los dos aspectos básicos de la justicia: como virtud social y como virtud personal, pero la justicia legal se basa, no ya en la ley eterna, sino en la razón humana, o en un orden natural que la razón humana acepta y entiende. En ambos casos, se mantiene el antiguo principio formal, formulado por Ulpiano y los Escolásticos, de que «justicia es dar a cada uno lo que le es debido».
La justicia conmutativa, nombre que los Escolásticos dan a la justicia «correctiva» de Aristóteles, regula el intercambio de bienes entre particulares y de un modo especial el respeto a los bienes privados de cada uno. Tomás de Aquino se refiere a ella como la que se ocupa de la propiedad de las personas (Suma de teología, II-II, q. 7). La justicia distributiva regula el reparto equitativo de bienes y cargas en la sociedad; la injusticia está en que el reparto no se haga teniendo en cuenta las necesidades y los méritos de cada uno. Actualmente recibe el nombre de justicia social, y los criterios de distribución, o redistribución, de la riqueza constituyen el verdadero núcleo de la problemática y la política social, que ha de concordar en lo posible la libertad con la igualdad.
Tomás de Aquino sigue sustancialmente a Aristóteles. A diferencia de la sociedad antigua (la de Aristóteles y Tomás de Aquino), en las sociedades democráticas modernas se tiende a disminuir las desigualdades legales existentes, que forjarían el derecho a una distribución no equitativa.
Las modernas teorías de la justicia se formulan en el campo de lo social, donde significa primariamente «equidad» en la distribución de cargas y beneficios sociales. Se distingue entre una justicia formal, que remite a la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley en la aplicación de la justicia entendida como procedimiento judicial, y una justicia material, que se refiere a los criterios reales con que ha de procederse a la distribución de los bienes social.
En ese sentido, son importantes las teorías de la justicia de John Rawls y la de Norbert Nozick. La noción de justicia distributiva que sostiene Nozick rechaza atenerse a criterios de distribución: justo es lo que se obtiene mediante una conducta legítima, y este autor hace de la libertad de elección uno de los fundamentos de la justicia. Según Rawls, autor que ha llevado a cabo uno de los más influyentes estudios actuales sobre el tema con su obra Teoría de la justicia (1971), que relaciona la idea de justicia con la de contrato social como fundamento de la sociedad, «justo» sería lo que los ciudadanos, en una situación que denomina «la posición original», deciden mantener como principios fundamentales de la sociedad a que libremente acceden: el primero de estos principios se refiere a la igualdad básica de todos y el segundo, a las diferencias que deben admitirse para bien de todos.

Acerco, pues, un texto interesante en el que podemos confrontar y relacionar este término con lo expuesto por Arturo Pérez Reverte. Saludos y besos,


Definiendo la justicia social
Michael Novak
Traducción: Adolfo Rivero
________________________________________
El año pasado fue el centenario del nacimiento de Friederich Hayek, entre cuyas muchas contribuciones al siglo XX estuvo una enérgica y sostenida crítica a la mayoría de los usos del término "justicia social". Nunca he encontrado un escritor, religioso o filosófico, que respondiera directamente a las críticas de Hayek. Para tratar de comprender la justicia social en nuestro tiempo, no hay mejor lugar para empezar que con el hombre que, en su propia vida intelectual, fue ejemplo de esa virtud cuyo mal uso tanto deploró.
El problema con la "justicia social'' empieza con el significado mismo del término. Hayek señala que se han escrito libros y tratados completos sobre la justicia social sin haberla definido nunca. Se permite que el concepto flote en el aire como si todo mundo fuera a reconocerlo cuando aparezca un ejemplo. Esa vaguedad parece indispensable. En el mismo momento en que uno empieza a definir la justicia social, choca con embarazosas dificultades intelectuales. En la mayoría de los casos, se vuelve un término práctico cuyo significado operativo es, "Necesitamos una ley en contra de esto.'' En otras palabras, se convierte en un instrumento de intimidación ideológica con el objetivo de conseguir el poder de la coerción legal.
Hayek señala otro defecto de las teorías de la justicia social del siglo XX. La mayoría de los autores afirman que lo utilizan para designar una virtud (una virtud moral, según ellos). Pero la mayoría de las definiciones que le adjudican pertenecen a un estado de cosas impersonal - "alto desempleo" "desigualdad de ingresos" o "carencia de un salario decente" se citan como ejemplos de "injusticia social". Hayek va derecho al centro del problema: la justicia social es o una virtud o no lo es. Si lo es, sólo puede adscribirse a los actos deliberados de personas individuales. La mayoría de los que usan el término, sin embargo, no lo adscriben a individuos sino a sistemas sociales. Utilizan "justicia social" para designar un principio regulador de orden. No están centrados en la virtud sino en el poder.
El término "justicia social" fue utilizado por primera vez en 1840 por el cura siciliano Luigi Taparelli d'Azeglio, y recibió prominencia en La Constitutione Civile Secondo la Giustizia Sociale, un folleto de Antonio Rosmini-Serbati publicado en 1848. 13 años después, John Stuart Mill en su famoso libro Utilitarismo le brindó un prestigio casi canónico para los pensadores modernos:
"La sociedad debería de tratar igualmente bien a los que se lo merecen, es decir, a los que se merecen absolutamente ser tratados igualmente. Este es el más elevado estándar abstracto de justicia social y distributiva; hacia el que todas las instituciones, y los esfuerzos de todos los ciudadanos virtuosos, deberían ser llevadas a convergir en el mayor grado posible''.
Mill imagina que las sociedades pueden ser virtuosas de la misma forma en que pueden serlo los individuos. Quizás en las sociedades altamente personalizadas de tipo antiguo, semejante uso pudiera tener sentido - bajo reyes, tiranos o jefes tribales, por ejemplo, cuando una persona toma todas las decisiones sociales cruciales. Curiosamente, sin embargo, la demanda por el término de "justicia social" no surgió hasta los tiempos modernos, en que sociedad más complejas están regidas por leyes impersonales aplicadas con la misma fuerza a todos por igual gracias "al imperio de la ley".
El nacimiento del concepto de justicia social coincidió con otros desplazamientos en la consciencia humana: la "muerte de Dios" y el ascenso de la idea de la economía dirigida. Cuando Dios "murió", la gente comenzó a confiar en la arrogancia de la razón (ver La Arrogancia Fatal) y en su inflada ambición de hacer lo que el mismo Dios no había hecho: construir un orden social justo. La divinización de la razón encontró su extensión en la economía dirigida; la razón (es decir, la ciencia) dirigiría y la humanidad seguiría colectivamente. La muerte de Dios, el ascenso de la ciencia y de la economía dirigida nos trajeron " el socialismo científico". Donde la razón fuera a dirigir, dirigirían los intelectuales. (O eso pensaron algunos. En realidad, dirigirían los obsesos por el poder.)
De este tipo de razonamiento se desprende que la "justicia social" tendría su fin natural en una economía dirigida. En efecto, es ésta se le dice a los individuos qué hacer. La "justicia social" presupone: (1) que la gente está guiada por directivas externas específicas en vez de por reglas de conducta interiorizadas sobre lo que es justo. Y (2), que ningún individuo debe ser considerado responsable por su posición en la sociedad. Afirmar que es responsable sería "echarle la culpa a la víctima". En realidad, la función del concepto de justicia social es echarle la culpa a otro, echarle la culpa "al sistema", echarle la culpa a los que (míticamente) "lo controlan". Como ha escrito Leskek Kolakowski en su magistral historia del comunismo, el paradigma fundamental de la ideología comunista: usted sufre, su sufrimiento es causado por personas poderosas; hay que destruir a esos opresores tiene garantizado un inmenso atractivo.
Es cierto, acepta Hayek, que los efectos de las opciones individuales y los procesos abiertos de una sociedad libre no están distribuidos según un reconocible principio de justicia. Algunas veces, los que tienen mérito son trágicamente infortunados; la maldad prospera, las buenas ideas languidecen y, en ocasiones, los que las respaldan, lo pierden todo. Pero un sistema que valora tanto el ensayo y el error como la libertad de elegir no está en posición de garantizar resultados. Por otra parte, ningún individuo (y ciertamente ningún Buró Político ni comité ni partido) puede designar reglas que tratarían a cada persona de acuerdo con sus méritos e, inclusive, de sus necesidades. Nadie tiene suficiente conocimiento de todos los detalles relevantes, y como ha señalado Kant, ninguna regla general puede ser lo suficientemente fina como para captarlos.
Hayek hizo una tajante distinción, sin embargo, ente los fallos de la justicia que implican la ruptura de normas generalmente acordadas de equidad y las que consisten en resultados que nadie ha designado, previsto ni ordenado. El primer tipo de fallo merece su severa condena moral. Nadie debe de romper las reglas establecidas; la libertad impone graves responsabilidades morales.
El segundo tipo de fallo, sin embargo, puesto que no se deriva de ningún acto voluntario ni deliberado de nadie, no le parecía un problema moral sino una característica inevitable de todas las sociedades y, en realidad, de la naturaleza misma. Calificar resultados infortunados de "injusticias sociales" conduce a un ataque a la sociedad libre con el objetivo de moverla hacia una sociedad dirigida. Es por eso que Hayek se opone enérgicamente al uso de ese término. El expediente histórico de economías dirigidas como el nazismo y el comunismo justifican su profunda repugnancia ante ese modo de pensar.
Hayek reconoció que a fines del siglo XIX, cuando el término "justicia social" ganó prominencia, se usó al principio como un llamamiento a las clases dirigentes para que atendieran las necesidades de las nuevas masas de desarraigados campesinos que se habían convertido en obreros urbanos. A eso, él no tenía objeción. Lo que sí objetaba era al pensamiento chapucero. Los pensadores descuidados olvidan que la justicia, por definición, es social. Semejante descuido se vuelve positivamente destructivo cuando el término de "social" ya no describe el producto de las virtuosas acciones de muchos individuos sino más bien el objetivo utópico hacia el que todas las instituciones y todos los individuos "deberían ser llevadas a convergir en el mayor grado posible'' mediante la coerción. En ese caso, el "social" de la "justicia social" se refiere a algo que no emerge orgánica y espontáneamente del comportamiento respetuoso de la ley de individuos libres sino más bien de un ideal abstracto impuesto desde arriba. Y es bueno subrayar que el mismo Hayek vio su vocación como pensador en una vida de servicio al prójimo."

Anónimo dijo...

Me gustaó mucho el texto que Poleo acercó porque refleja, una vez más, la triste realidad en la que estamos inmersos. Ejemplos nos sobran: basta con leer y escuchar los titulares periodísticos y atender a las estériles justificaciones psicológicas que se esgrimen cuando un delincuente roba, mata o viola a alguien. Generalmente, estos pseudos argumentos Pro Derechos Humanos colocan a quien delinque en situación de víctima social, familiar e institucional -y hasta religiosa, porque hoy en día, para ciertos sectores, la Iglesia es la responsable de todos los males que azotan al mundo!-. "La sociedad los ha marginado", se escucha... Creo que es hora de que cada quien asuma sus convicciones sin contradicciones, sin incoherencias, con el claro compromiso de sostenerlas en palabra y acto.
Interesante la traducción de Novak sobre la justicia social que acercó M. Magdalena -a quien saludo desde aquí-. Y felicitaciones por el Blog,
ELLE

Unknown dijo...

Coincido con vos, Elle. La victimización del delincuente es una de las causas de que prospere la indefensión que sufrimos todos. Y encima la víctima tiene que cargar con parte de la culpa al ser "criminalizada" por formar parte de la sociedad "que los excluye".
Ciertos sectores que se arrogan la representación exclusiva de los más pobres se empeñan, curiosamente, en instalar a la pobreza como causa única de la delincuencia. Así, "el hombre no es malo sino que lo hacen malo las circunstancias". Siguiendo con la misma lógica, podríamos afirmar que "la ocasión hace al ladrón", "la culpa no la tiene el chancho..." y demás postulados que liberan de responsabilidad al que atenta contra la integridad física y moral, el honor o la propiedad del otro.
Ciertamente, recuerdo un momento de la película "8 milímetros", en la cual el delincuente le dice a Nicholas Cage -palabras más, palabras menos- algo así como "No tuve una infancia difícil, no me violaron de chico... hago esto porque quiero....".
Nadie pone en duda que la marginalidad (que no es sólo económica) es caldo propicio para el delito. Pero también lo son la ausencia de valores, la cultura del ocio (favorecido por el asistencialismo a ultranza), la no penalización de las transgresiones, la relativización de la responsabilidad, etc. Y esto no ocurre sólo en las clases bajas. Como tampoco son sólo las clases más altas las que sufren los desmanes de los delincuentes.

Unknown dijo...

Caballeros:
Me siento el tonto del bosque, pues difiero en unop de lso factores comunes en que todos están de acuerdo.
Creo (repito, creo) que este gobierno es MUY represor, si entedemos por esto al concepto de caracter negativo que ELLOS mismos le dan.
Por que, que no reprima a los piqueteros implica una represión de facto contra los No piqueteros.
Que no reprima la delincuencia implica una automática represión a los honestos.
No sé si me explico.
Por otra parte lejos estoy de aceptar la concepción contraria, al mejor estilo stalinista.

Unknown dijo...

Caballeros:
Me siento el tonto del bosque, pues difiero en unop de lso factores comunes en que todos están de acuerdo.
Creo (repito, creo) que este gobierno es MUY represor, si entedemos por esto al concepto de caracter negativo que ELLOS mismos le dan.
Por que, que no reprima a los piqueteros implica una represión de facto contra los No piqueteros.
Que no reprima la delincuencia implica una automática represión a los honestos.
No sé si me explico.
Por otra parte lejos estoy de aceptar la concepción contraria, al mejor estilo stalinista.

Unknown dijo...

Caballeros:
Me siento el tonto del bosque, pues difiero en unop de lso factores comunes en que todos están de acuerdo.
Creo (repito, creo) que este gobierno es MUY represor, si entedemos por esto al concepto de caracter negativo que ELLOS mismos le dan.
Por que, que no reprima a los piqueteros implica una represión de facto contra los No piqueteros.
Que no reprima la delincuencia implica una automática represión a los honestos.
No sé si me explico.
Por otra parte lejos estoy de aceptar la concepción contraria, al mejor estilo stalinista.
La cosa tiene muchisima miga y me arrepiento haber metido un bocadillo y no poder terminarlo.

Unknown dijo...

Caballeros:
Me siento el tonto del bosque, pues difiero en unop de lso factores comunes en que todos están de acuerdo.
Creo (repito, creo) que este gobierno es MUY represor, si entedemos por esto al concepto de caracter negativo que ELLOS mismos le dan.
Por que, que no reprima a los piqueteros implica una represión de facto contra los No piqueteros.
Que no reprima la delincuencia implica una automática represión a los honestos.
No sé si me explico.
Por otra parte lejos estoy de aceptar la concepción contraria, al mejor estilo stalinista.
La cosa tiene muchisima miga y me arrepiento haber metido un bocadillo y no poder terminarlo.

María Magdalena dijo...

Faive: En primer lugar, deseo manifestarle que no me resulta nada grato que, mediante el vocativo al que Ud. apela, se excluya a las dos que hemos escrito acerca del texto. Por otra parte, encuentro absolutamente inconsistente su "febril" opinión, dado que ninguno de los que aquí se manifestaron expresaron que quienes nos gobiernan no son represores. Por el contrario: si Ud. realizara una relectura de TODOS y CADA UNO de los artículos, claramente identificaría que, de uno u otro modo, se cristaliza en ellos las contradicciones permanentes en las que incurren nuestros representantes. ¿Liberalismo o Socialismo? Lo uno y lo otro en lo otro de lo uno... ¿Resultado? Nos enfrentamos a un enemigo más peligroso: un HíBRIDO -son resistentes, no reconocen origen ni pertenencia y hasta pueden ser pensados desdde la metáfora de los "Cipayos" o "Tibios".
Y algo más: quien se nombra como tonto es, básicamente, alguien que asume su zoncera... Un imberbe jamás es consciente de ello y es esa condición inmanente la que lo hace peligrosamente estúpido... No creo -insisto: NO CREO- que Ud. lo sea. Buena estrategia discursiva. Espero que no se enoje por lo expuesto y que pueda, al fin, leer -o desleer- la humilde opinión de una dama.
Saludos, y un abrazo...

Anónimo dijo...

Coincido con Maria Magdalena en categorizar a nuestros representantes como híbridos (gracias por dar ese concepto que no habia apreciado). Estan a medio camino de todo, adecuando su accionar a sus intereses. Como dijo Faive, no queremos estar bajo un regimen stalinista, pero si, por lo menos hubiera orden y concierto en las lineas de conducta similar a la de aquel regimen, sabriamos como actuar.

Unknown dijo...

Hay algo que es innegable: Este gobierno es el más autoritario e intolerante que tuvimos desde el 83 a la fecha, y esto lo afirma hasta la misma izquierda intelectual en cuya imagen el actual poder de turno buscó siempre enmascararse y "legitimarse". Por citar sólo un par de ejemplos, fíjense lo que pasó con Lanata y Pepe Eliaschev. Pero claro, en estos dos casos no podía salir el Aníbal a descalificarlos moral e intelectualmente (Práctica utilizada hasta el hartazgo por el gobierno actual), así que lo mejor fue silenciarlos de otro modo. Y sí, Néstor tiene métodos curiosamente parecidos a los de don Josef, el del tupido bigote (Caramba, igual que el Aníbal!!!!). Recuerdo haber leído en algún lado que cuando un miembro de la corte de Stalin perdía el favor de éste, lo aislaba. No lo recibía, no contestaba sus llamados, no le hacía llegar ninguna directiva. Lo iba sumiendo en una absoluta y desesperante incertidumbre que finalmente -e invariablemente- lo llevaba al "suicidio"... A alguien no le resulta ésto parecido a los métodos de Néstor? Claro, los suicidios hasta ahora fueron sólo políticos. Si no me equivoco, varios funcionarios terminaron así.
Esta intolerancia y autoritarismo oficial sólo encuentra explicación en aquella memorable frase de un escritor francés: "Es increíble lo poco que le interesa a la izquierda la voluntad de los pueblos cuando ésta no coincide con lo que ellos sostienen".
Un saludo a todos.

Unknown dijo...

No lo sé Poleo... Nuestro gobierno actual sigue las piadosas enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, especialmente en aquello de "El que no está conmigo, está contra mí..."

María Magdalena dijo...

No lo sé Abracurcix... Nuestro Señor reprende a los tibios... Quienes nos gobiernan -más allá del tinte autoritario- se empeñam en poner en práctica no una de las denominadas por el gran Maestro Arturo Jauretche como "zonceras", sino TODO el manual completo... Estos "profetas del odio" -como bien los llamaría Don Arturo- son absolutamente conscientes acerca de la eficacia de esta estrategia puesto que “Su fuerza no está en el arte de la argumentación. Simplemente excluye la argumentación (o bien la tergiversa) actuando dogmáticamente mediante un axioma (que usa como premisa del argumento) introducido en la inteligencia (del que la escucha), y su eficacia no depende, por lo tanto, de la habilidad en la discusión como de que no haya discusión. porque en cuanto el zonzo analiza la zoncera, deja de ser zonzo”.
Y he aquí la diferencia con los regímenes totalitarios, ya que éstos se identifican claramente, no se mimetizan en términos ideológicos. Sigo apostando a la definición de "híbridos". Recordemos que la mula lo es.... y quién más traicionero y obsecado que este animal en cuanto a la satisfacción de sus propias necesidades?????????
Disculpas por el embrollo de ideas, pero resulta también interesante -y hasta saludable para el espíritu- escribir a la manera de catarsis. Saludos y besos a todos,

Unknown dijo...

Bravo María!!! Propongo lo siguiente: Vayamos enumerando entre todos (los que quieran)las técnicas que emplean estos muchachos para conducir/manipular a las masas. En los últimos mensajes se mencionan dos:
1- La descalificación del sujeto en lugar de rebatir sus argumentos, lo que en lógica se conoce como "Falacia del argumento contra la persona".
2- El empleo de axiomas instalados en la mente mediante su repetición contínua en todos los ámbitos del sujeto-víctima de la manipulación, a fin de que éste siempre parta de ellos como verdad primera al estructurar sus análisis.

Alguien se anima a poner otro más?

saludos a todos

Anónimo dijo...

No se si se deba incluir en esta lista pero creo que uno de los metodos utilizados para con sus pares discolos (ya mencionado por Poleo) es sumir al individuo en el ostracismo hasta que nadie note su existencia (al mejor estilo Josef).
Saludos

Unknown dijo...

Bueno Rox, podríamos poner entonces como tercer ítem a la "desaparición forzada" de la vida publica de los díscolos que no adhieren al catecismo oficial.

María Magdalena dijo...

Abracurcix: No comprendí la idea del ítem 2, ya que si retomamos a Jauretche, el sentido es otro; vale decir: la eficacia de la estrategia consiste en desistematizar todo argumento, anularlo en la medida en que NO se posibilita el debate para que éste sea expuesto. Es decir: no refutan ni niegan, porque ello implicaría otorgar existencia a ese otro que difiere.
En cuanto a lo planteado por Rox Trongo, más que sumirlo en el ostracismo, exhiben a ese otro desde la parodia o la carnavalización; es decir, se valen de él para mostrarlo como el"contraejemplo" (de las instituciones, de la eficacia, de la honradez, de la democracia, etc, etc, etc). Si así fuera, el ítem 3 no sería sino sinónimo del ítem 1 -consecuencia más que metáfora).
(Ah! No puedo dejar de decirles que los nicks me resultan absolutamente curiosos. Se develará el significado de alguno de ellos?) Un beso y abrazos,

Unknown dijo...

Bueno, no retomemos a Jauretche y te queda bárbaro como yo lo puse...
Ufa con esta chica!!! Tiene la costrumbre de hacernos pensar mucho, lo que en un hombre -además de poco habitual- resulta peligroso. Hablando en serio, es verdad, yo hice una interpretación imprecisa de lo que dice Jauretche, pero igualmente me parece que no vino tan mal.
A lo que me refiero es lo siguiente: Por ejemplo, si yo desde chico escucho la cifra "30.000", la escucho permanentemente en la escuela, en la tele, en la radio, la leo en volantes que me dan en la calle, la veo en carteles y pasacalles, luego en la facultad, en los espectáculos públicos, en los diarios, la escucho en canciones, etc. Luego, voy a tomar esa cifra como verdadera, absoluta e indiscutible (es decir, ni siquiera voy a preguntarme sobre ella), y mis razonamientos van a partir tomando siempre como premisa válida a esa cifra y van a llegar siempre al mismo lugar. Digamos que si quiero influir sobre la mente de un individuo para que llegue a determinada conclusión y obre en consecuencia, tengo dos opciones: O bien trato de influir sobre el proceso de razonamiento (Muy difícil), o bien le doy las premisas de las que a mí me conviene que parta (Más fácil). Llevado ésto a las masas, la única posible es la segunda (Especialmente si transformé el sistema educativo a mi antojo, si puedo controlar los medios de información, si puedo financiar espectáculos públicos ideológicamente afines, etc.)
No creo por lo tanto que resulte contradictorio con lo que dice Jauretche, sino más bien complementario. Lo que Jauretche plantea tiene que ver con el debate (o mejor dicho el no-debate), la exposición (o mejor dicho la no exposición) de los argumentos que darían sustento a una postura. Lo que yo digo tiene que ver con el proceso interno de razonamiento de la persona y la forma de manipularlo para que lleve su opinión hacia donde yo quiero. Insisto, no me parece que sean excluyentes, creo que ambos son utilizados simultáneamente y con bastante éxito. Creo que caben perfectamente los dos en esa lista.
Saludos a todos
Ah, lo del nick... no sé si explicarlo... tengo miedo de que me lo refute María...

Anónimo dijo...

Antes que nada muy lindo el caldo de ideas que pude observar, pero hay algo que nos supera y es la realidad, y lamentablemente la vemos a diario a traves de la caja boba y en la calle. Un par de ejemplos, jueces que liberan delincuentes con justificaciones que parecen de ciencia ficcion, como el caso de la quinta de San Vicente (Madonna Quiroz, campeon olimpico de tiro), fiscales que no investigan los circulos de poder alrededor de un asesinato como el de Norita, pero lo más reflejado a la realidad, es un grupo de idiotas con 5 minutos de fama que son unos bochos en decir pavadas y joder al projimo, eso si que ya es el top de lo que nuestra sociedad necesitaba, si estoy hablando de gran hermano. Mientras tanto uno para en un semaforo, y ve esas pobres criaturas que aspiran pegamento y con tono intimidante te piden una moneda, que para lo unico que servira es para acrecentar las arcas de algun padre (que lo unico que tiene de padre es el titulo) para comprarse algún aperitivo, que lo mantenga alejado de la realidad. Y ahi es donde uno se pone a pensar en los números que tira el gobierno, que estamos cada vez mejor que la actividad economica crece, si todo muy lindo, y en cierta forma es cierto, a mi me esta llendo bien en el trabajo, pero lamentablemente se esta abriendo una brecha muy grande entre esos pobres chicos y yo, y el estado que es el maximo responsable por hacer algo no lo hace, y ahi es donde radica el problema.Ahi es donde se genera la delincuencia, pero esto no es de ahora ya venia hace tiempo, y de nuevo el estado no hace nada, no previene pero tampoco cura, y eso significa que estamos condenados a la muerte como estado o sea una anarquia total.

PD: Si alguien se sintio ofendido por tratar de idiotas a los que miran gran hermano, me alegro.

Unknown dijo...

D'Artagnan
Me alegra que te haya gustado el caldo de ideas. Lo que no entiendo es el "pero". ¿Te parece que lo que escribiste se contradice con lo que pusimos nosotros?
Saludos
Abracurcix

María Magdalena dijo...

D'Artagnan: Fijate que si ha citado a Jauretche, lo planteado condice exactamente con las palabras del General: "La única verdad es la realidad". Me encantaría, en otra oportunidad, debatir acerca de ello, ya que sio hay algo que me parece irrisorio es la figura del "adelantado" -y creéme que este gobierno está plagado de estas figurillas de cuarta-. Entiéndase por "adelantado" aquel que no logra "leer" la realidad de su pueblo, de su nación, de su Patria; es aquel que "cree ver más allá"; aquel que se concibe y se piensa desde una distancia con el otro... En síntesis: aquel que no percibe ni siente la contemporaneidad puesto que siempre le es ajena. ¿Ejemplos de ello? El Che -Huevara?-: concebir la idea de la revolución en Bolivia no puede ser producto de alguien cuya miopía -simbólicamente hablando- le impide ver la realidad.
Más humildes nosotros aquí, pero considero que todos, a su modo, realizamos una lectura de la realidad pues somos contemporáneos -y agregaría que, en algunos casos, hasta trágicamente estoicos-. Brindo por eso.
Besos y un abrazo,

María Magdalena dijo...

Fijate, Rox, que sin proponerlo, surgió otra de las características de este gobierno:
4) La calificación de "adelantados" - o sea, MIOPES-!
Besos,

María Magdalena dijo...

FE DE ERRATAS: Léase "Guevara". No obstante, la fonética criolla permite tal pronunciación...

María Magdalena dijo...

FE DE ERRATAS: " (...)¿Ejemplos de ello? El Che -Huevara?-: concebir la idea de la revolución en Bolivia no puede ser producto de alguien cuya miopía -simbólicamente hablando- le impide ver la realidad (...) "

LEÁSE: " (...)¿Ejemplos de ello? El Che -Huevara?-: concebir la idea de la revolución en Bolivia no puede ser SINO producto de alguien cuya miopía -simbólicamente hablando- le impide ver la realidad (...) "

Anónimo dijo...

Damas y Caballeros Ladies & Gentleman: (no vaya a ser que Ma Ma me califique de machista) ¡No todo esta perdido! Me valgo de una teoría muy interesante que T. Todorov desarrolla (María Ma parece conocerlo por que lo retoma en el principio del texto publicado en enero) que habla de la apropiación de los códigos. El autor expone q' es la apropiacion de esos códigos diferentes lo que lleva a la victoria a unos y derrota a otros. Para eso se necesita ser un adelantado por lo tanto no acuerdo con esta chica a la que me parece que le gusta mucho mas refutar que exponer ideas inteligentes y fuertes (¿leíste a Dolina Ma Magdalena? ¿Vos serás 1 refutadora de leyendas o perteneceras a los hombres sensibles de Flores o sos 1 Mata Harie del siglo 21?) Un saludo

María Magdalena dijo...

Locutorio Peatonal: Lamento mucho que, en lugar de desarrollar las ideas que Todorov plantea, sólo te limites a enumerar -demasiado sintéticamente para mi gusto- el comentario de la contratapa de su libro "La conquista del otro". Acertaste: lo leí -sin embargo, lamento informarte que no hay premio-; de hecho jamás citaría a alguien, y menos aún a modo de epígrafe, sin una lectura previa.
Decepcionante también es la incompletud de tu planteo. En verdad, Todorov basa su teoría en la figura de Cortés y explica, desde la Semilología -estudio de los signos- cómo los españoles lograron conquistar y derrotar a los indígenas en inferioridad de condiciones -debemos tener en cuenta que eran unos pocos y que desconocían el ámbito geográfico... y el idioma!-. Esta cuestión -la del idioma- fue trascendental para vencer, ya que a partir de "la traducción" que La Malinche realizaba, Cortés aprehendió cada uno de los códigos. Recordemos que el pensamiento indígena se sustentaba en "profecías" -por ejemplo: creían que los eclipses constituían castigos divinos -Colón, ante la hambruna de sus tripulantes y rodeados de indígenas hostiles sabe que durante ese día se produciría un eclipse. Escogió a un intérprete y amenazó al cacique exigiéndole comida, ya que en caso de desobecer este pedido, los dioses los castigarían trayendo oscuridad. Los indígenas hicieron caso omiso, mas el eclipse se produjo y, a partir de allí, nada les fue negado .Ver Diario de Viajes de Colón.- Ergo: heme aquí refutando tu argumento: NO era ni FUE un Adelantado porque logró captar, leer y apropiarse de la realidad otra; realidad que le era ajena y que, gracias a la intervención de un traductor o intérprete, se tornó propia y próxima. "Conoce a tu prójimo como a tí mismo" -Karl Von Clausewitz lo plantea en términos de conocimiento del otro en el libro "De la guerra"-
En cuanto al interrogante final -ensayo de una retórica tan aguada en su ironía como una copa de buen vino avasallada de "rolitos" de hielo-, sólo agrego: si realizaras una buena lectura de "Crónicas del ángel gris" de Dolina, advertirías que los Refutadores de Leyendas condicen con la llamada "Razón" -representan el progreso, Ideas Iluministas... en fin... la "intelligenzia"; los Hombres Sensibles del Barrio de Flores, por el contrario, se identifican con el "Espíritu"... Ni unos ni otros: prefiero pensarme como el mismísimo Ángel gris: un verdadero ejemplo del ESTOICISMO que defiendo contra viento y marea. ¿Y qué responderte, entonces, sobre la Mata Hari? Cometió un error en el que yo jamás incurriría: no leyó "El arte de la guerra", de Sun Tzu.

Sniper Urbano dijo...

Acabo de regresar de unas (in)merecidas vacaciones y veo con mucho agrado que ha habido un sano intercambio de ideas. Quiero agradecerle a todos quienes participan, y quiero hacerlo aún más con nuestra "alma mater" del blog, María Magdalena; a quien alguien pretendiendo cuestionarla terminó llamándola Ma Ma ... ¿Mamá?

María Magdalena dijo...

Agradezco tus palabras, Sniper; no obstante - y va de corazón, sin apelar al recurso de la falsa humildad borgeana- creo que lo más valioso que podemos aquí rescatar es la obstinada convicción colectiva de resistir y no callar, de disentir -estoy harta del consenso, no quiero consensuar!!!!!- alimentando esa especie de comunión de espíritu que nos convoca, además de los valores que nos pueblan y existen y todo ello a pesar de los agresivos -pero siempre inconsistentes- cuestionamientos de cuanto "alguien" aparece -aunque vale también preguntarnos por qué desaparecen con tanta premura, no?
Gracias, Sniper: tus palabras reconfortan mi espíritu. Besos y a opinar sobre el otro artículo!

Unknown dijo...

Recomiendo la lectura de un libro de reciente publicación: "La vida después del consenso" de Alberto Fernández, Ed. "Orga", prologado por Fernando De La Rúa.

María Magdalena dijo...

CLAP CLAP CLAP!!!!!!! A tus pies rendida esta dama, Abracurcix, jajajajaja!