miércoles, 27 de junio de 2007

ENERGÍA: DE LAS GRANDES CRISIS DEBEN SALIR LAS GRANDES SOLUCIONES

Por Carlos Andrés Ortíz

Energía (en todas sus formas), alimentos y agua potable conforman la trilogía de los recursos naturales críticos en el siglo XXI.

La efectiva posesión de los mismos, así como la debida capacidad de disuasión política y militar ante muy probables presiones y agresiones a concretarse para asegurar su dominio por parte de potencias extranjeras y de entes financiero – políticos transnacionales, adquieren una relevancia estratégica primordial.

Respecto a los alimentos y al agua potable, en mérito a la brevedad deben ser temas de otros artículos; mencionando solamente la preocupante extranjerización del manejo de las exportaciones de alimentos en Argentina; y cierta distorsión conceptual al dar preeminencia a los acuíferos profundos olvidando las aguas superficiales, y las demoras en concretar obras de infraestructura (como las del Bermejo) para un mejor manejo de potenciales ricas cuencas hídricas y agroganaderas (como la del Gran Chaco). El mismo Gran Chaco (Chaco, Formosa, norte de Santa Fe, partes de Santiago Del Estero y Salta) bien puede ser la mega región productora de volúmenes adicionales de cultivos destinados a ser procesados como biocombustibles, erradicándose el falso dilema de alimentos versus combustibles, que se plantea como argumento en contra del desarrollo productivo de los combustibles de origen vegetal.

Las intervenciones armadas en Iraq y Afganistán, las presiones muy claras sobre Irán y Venezuela; las renacionalizaciones de empresas hidrocarburíferas de Rusia, las nacionalizaciones del sector petrolero y gasífero en Noruega, Bolivia, Brasil y otros Estados; la fuerte y creciente preeminencia de las Empresas Estatales de Petróleo, Gas y Carbón en todo el mundo; y el creciente rol de los diversos Estados Nacionales en las construcciones de nuevas centrales hidroeléctricas y nucleares de gran porte; muestran a las claras por donde pasa en este momento histórico uno de los principales nudos del fiel de la balanza del poder geopolítico mundial.

Al comenzar el siglo XXI estamos ingresando en una etapa de transición en el estratégico Sector Energético, pues medido en términos históricos estamos a un paso de salir de la era del petróleo como materia prima energética primordial, abundante y muy barata; y se están definiendo las alternativas que lo podrán suplantar; tanto como fuente de carburantes como base de la importantísima industria petroquímica.

Se especula que en tan solo tres décadas se habrá agotado el petróleo, auque lo más probable es que se descubran nuevos yacimientos –muy posiblemente de más costosa extracción-, y se concreten avances tecnológicos que permitan una más eficiente extracción secundaria y terciaria de yacimientos que hoy se consideran técnicamente agotados. Por ello, algunos analistas dejan traslucir una prolongación de la era del petróleo hasta muy avanzado este siglo

Lo propio respecto a las arenas bituminosas –como las que tiene en abundancia Venezuela- y otros petróleos de muy alta densidad, los cuales ya son factibles de ser emulsionados para obtener combustibles líquidos.

Pero es indudable que todos los países y bloques geopolíticos que tienen vocación de grandeza, están planificando a largo plazo, e invierten ingentes sumas en investigación y desarrollo de nuevas fuentes energéticas; a la vez que maximizan la utilización de las fuentes convencionales renovables –la hidroelectricidad en primer plano- y se relanzan con muchos bríos nuevas usinas nucleares.

Los biocombustibles ya se han posicionado como una alternativa lógica –siempre que en la relación costo/producto el gasto energético sea menor al energético producido-, renovable, técnicamente factible, de gran efecto multiplicador socio económico, y con costos competitivos a los actuales y a los futuros previsibles valores de los hidrocarburos.

Lo cierto es que en todos los países que planifican en función de la grandeza nacional se está trabajando para flexibilizar las matrices energéticas, evitándose o al menos morigerándose la alta dependencia hacia los hidrocarburos.

En ese contexto es muy preocupante que en Argentina, excepto el valioso relanzamiento del Plan Nuclear, se siga trabajando de apuro y en base a la coyuntura, con un chato horizonte de un par de años, siendo que hoy el Sector Energético exige por lo menos operar con dos décadas de anticipación.

También se repite, cuan verdad inamovible, que Argentina necesita incorporar 1.000 MW de potencia instalada anual, omitiéndose considerar que la curva de la demanda es una función geométrica –marcadamente creciente- al punto tal que se duplica cada década; tal como prueban fehacientemente las curvas históricas de demanda de potencia y de energía eléctrica. Por ello, es falso que se necesite incorporar solamente 1.000 MW por año, ¡con eso nos quedamos muy cortos!

Y no es casual que la discusión más recurrente gire en torno al aumento de tarifas y precios de los hidrocarburos, como supuesta panacea para solucionar la crisis energética y la extrema debilidad estratégica que padecerá Argentina al agotarse nuestras reservas conocidas de hidrocarburos.

Con ello se "tapan" u omiten temas esenciales, como la necesaria nacionalización de la renta hidrocarburífera y de los yacimientos; la imperiosa necesidad de invertir en exploración (lo cual antes hacía eficientemente la YPF estatal); el imperativo y postergado relanzamiento del Plan de Grandes Obras Hidroeléctricas; un mayor apoyo al desarrollo de los biocombustibles; mayores inversiones en obras de transmisión eléctrica; nuevos gasoductos para el mercado interno (como nuestro injustamente postergado NEA); e incluso -¡por que no!- avanzar decididamente con el ambicioso, interesante y estratégicamente factible Gasoducto del Sur, que vincule a Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y posiblemente también Paraguay.

Cada uno de esos ítems amerita al menos un artículo completo, para su más correcto análisis.

La innegable crisis energética hace que el tiempo apremie. ¡Urge definir correctamente las prioridades, e imprimir un ritmo vertiginoso a las construcciones, para salvar el cuarto de siglo de inacción y de políticas deliberadamente antinacionales, que enajenaron como simples "commodities" a estos vitales recursos estratégicos!

¡Además debe refutarse con autoridad técnica y profesionalismo, a los "cantos de sirena" con los que siembran confusión los mariscales de la derrota energética; quienes ahora opinan como si nada tuvieran que ver con el desmadre energético general actual!

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

Escritor y periodista ad honorem

Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM

Especialista en Gestión de Producción y Ambiente = Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía – UNLa-CNEA = Becario de la Comisión Nacional de Energía Atómica

viernes, 15 de junio de 2007

EL ECOLOGISMO CAVERNARIO EN EL MARCO DE LA CRISIS ENERGÉTICA

Por Carlos Andrés Ortiz *

Resulta interesante analizar las notables contradicciones, las gruesas omisiones y el estilo fatalista y lúgubremente trágico que resulta usual en el lenguaje y en las seudo predicciones del ecologismo extremista, de orientación claramente cavernaria (pues con su oposición frontal al desarrollo, pretende sumirnos en la época de las cavernas); el mismo que tan acertadamente fue calificado como eco terrorismo.

Evidentemente un recuento exhaustivo de todos esos hechos y anécdotas (que van desde el absurdo a lo ridículo, desde la buena fe inocente de los desinformados hasta la aviesa mala fe de los que viven de la militancia ecologista mercenaria) –rigurosamente ciertos- serían a esta altura suficientes para escribir una enciclopedia. De hecho tuve en su momento material de sobra para escribir mi Manual de Zonceras Energéticas Argentinas, cuya segunda edición seguramente saldrá este año.

Pocos años atrás, en una reunión internacional realizada en Posadas, un militante del "núcleo duro" del ecolatrismo entrerriano, envalentonado por haber logrado que el gobierno de Busti aprobara la absurda "ley antirrepresas", pretendió afirmar que "las represas son causa de las inundaciones"; lo cual fue ampliamente refutado.

En esa misma reunión, otra militante, en un tono amigablemente "canchero" pedía "una moratoria de cinco años durante la cual no se construya ninguna represa"; lo que además de improcedente (ninguno allí tenía poder real para avalar tamaña "prohibición") fue totalmente disparatado, pues dejaba de lado toda alternativa coherente para reemplazar a las pretendidamente prohibidas obras hidroeléctricas, desconociendo el incremento de la demanda.

Ahora la Fundación Vida Silvestre, subsidiaria de la multinacional con sede en Londres WWF (World Wild Found), cuyo primer presidente y activo gestor fue "su graciosa majestad conyugal" el Príncipe Felipe de Gales, esposo de la nada agraciada Reina Isabel y padre del conflictivo Príncipe Carlos; pretende afirmar categóricamente que "solo quedan cinco años para revertir el cambio climático".

Como es usual en el terrorismo ecologista, este tipo de afirmaciones rotundas, tajantes y "amenazantes para el futuro de la humanidad" no están respaldadas más que por vacías generalizaciones y en reuniones de seudo expertos de difusos o inexistentes pergaminos científicos.

Tan solo para ver el calibre de esa disparatada afirmación, cabe preguntar que diferencia considerable puede haber entre 5 o 6 años, o en una o dos décadas, en un fenómeno como el clima mundial que está cambiando constantemente, en miles de millones de años ¡y nos quieren impresionar con un plazo "inamovible" de 5 años! Una sola erupción volcánica de grandes proporciones puede cambiar drásticamente las condiciones atmosféricas mundiales en prácticamente un instante, y eso no está sujeto a ningún control humano.

Haciéndose eco de tan grueso disparate huérfano de todo sustento técnico serio, un militante del "ecologismo duro" de Misiones se lamenta por la contaminación de la atmósfera, pero mantiene su cerrada e irracional oposición a las obras hidroeléctricas, que son precisamente la forma más limpia de generar electricidad en forma renovable y sin emisiones gaseosas. Pero ese mismo militante (y sus "colegas" de Greenpeace, WWF, etc.) "miran para otro lado" al instalarse nuevas usinas termoeléctricas, que a nivel mundial causan el 40 % de la polución atmosférica global. ¿En que quedamos?

Mientras Greenpeace arma escándalos mediáticos por "las amenazas a las yungas salteñas" (que hasta incluyeron falsedades como sobreponer fotos de un yaguareté (tigre americano) de Misiones, y hacer pasear un bovino en vez de un gran felino salvaje con un "cencerro electrónico controlado satelitalmente" (ver en Fundación Argentina de Ecología Científica y en Estrucplan On Line); por la "contaminación radioactiva de las napas de agua Ezeiza" (hecho probadamente falso, pero nunca admitido por el ecoterrorismo); de sostener duras y falaces campañas mediáticas contra el Plan Nuclear Argentino; y un largo etcétera de otras infamias antinacionales; en cambio guardó total silencio ante los reclamos de un municipio bonaerense por el derrame de petróleo de un buque tanque de Shell, hecho que aún no fue solucionado, a pesar de haberse intercedido incluso ante la ex argentina, la Princesa Máxima.

Pero ¡es lógico!, Greenpeace no va a "hacer mala letra" contra la petrolera anglo holandesa que es su principal "esponsor". Tal como sucede en las "familias paquetas" ante las degeneraciones y aberraciones morales de algunos de sus integrantes, "de eso no se habla".

Por supuesto, con una metodología goebbeliana (miente, miente, que algo queda), siguen exagerando las bondades y escondiendo las serias limitaciones técnicas y económicas que excluyen como "grandes soluciones energéticas" a las energías solar, eólica, del hidrógeno, etc.

Mientras la crisis energética argentina avanza y se torna un enorme problema de proporciones dantescas, estos señores del ecoterrorismo siguen sembrando cizañas que dificultan las obras hidroeléctricas y nucleares que tanta falta nos hacen no solo construir, sino también que ya estuvieran construidas, pues nos hubieran evitado caer en el borde (o en el despeñadero) del caos socio económico en el cual ya estamos, empujados por la debilidad estructural de todo nuestro Sector Energético, y en particular por la falta de potencia instalada en nuestro Sistema Argentino de Interconexión.

* C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

Escritor y periodista ad honorem

Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM

Especialista en Gestión de Producción y Ambiente = Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía – UNLa-CNEA = Becario de la Comisión Nacional de Energía Atómica