martes, 6 de mayo de 2008

¿Por qué creo en el Cristianismo?

G.K. Chesterton Reimpreso en The Religious Doubts of Democracy (1904) (La Religión duda de la Democracia) Y "The Blatchford Controversies" (in The Collected Works of G.K. Chesterton, Vol. 1) (Las controversias con Blatchford)

No es mi intención faltarle el respeto al Sr. Blatchford al decir que nuestra dificultad yace enormemente en el hecho de que él, igual que masas de inteligentes personas estos días, no entiende qué es teología. Cometer errores en la ciencia es una cosa, equivocar su naturaleza es otra. Y al leer “Dios y mi Vecino” (God and My neighbour), gradualmente vino a mi la convicción de que él cree que teología es el estudio respecto de si los cuentos sobre Dios relatados en la Biblia son históricamente demostrables. Esto es como si él tratara de probar a un hombre que el Socialismo era Economía Política, y comenzara a darse cuenta, a la mitad del camino, que el hombre pensaba que Economía Política significaba el estudio sobre si los políticos son economistas. Es muy difícil de explicar brevemente la naturaleza de todo el estudio viviente, sería igual de difícil como explicar política o ética. Por más grande y obvia que sea una cosa, y nos mire directamente a la cara, más difícil nos es de explicar. Cualquier persona puede definir zoología (conchology) Nadie puede definir Moral. Sin Embargo, tenemos la idea de tratar de explicar esta filosofía religiosa, que era, y que será nuevamente, el estudio de las inteligencias más elevadas, y la fundación de las naciones más poderosas, pero que nuestra pequeña civilización a olvidado por un tiempo, al igual como ha olvidado como bailar y como vestirse a si misma. Voy a tratar y explicar, por qué creo que una filosofía religiosa es necesaria, y por qué creo que el Cristianismo es la mejor filosófica religiosa. Pero antes de hacerlo, quiero que tengan en mente dos hechos históricos. No les pido que dibujen mi deducción de ellos ni ninguna deducción de ellos. Les pido que los recuerden como meros hechos a través de ésta discusión

1.- El Cristianismo se levantó y esparció en una cultura y un mundo muy cínico, un mundo muy moderno. Lucrecio fue tan materialista como Haeckel, y un escritor mucho más persuasivo. El mundo romano ha leído “Dios y mi Vecino”, y de una manera un tanto cansada pensó que era bastante verdadero. Vale la pena notar que la religión casi siempre se levanta de estas civilizaciones escépticas. Un libro reciente sobre la literatura Pre-Mahometana de Arabia describe una vida enteramente pulida y lujosa. Era tan Buda, nacida en el vigor de una antigua civilización. Así fue con el Puritanismo en Inglaterra y la Renovación Católica en Francia e Italia, las cuales ambas nacieron en el racionalismo del Renacimiento. Es así hoy día; siempre es así. Vayan a los dos centros de libre pensadores más modernos, Paris y América, y los encontrarán llenos de demonios y ángeles, de viejos misterios y nuevos profetas. El Racionalismo esta luchando por su vida en contra de unas jóvenes y vigorosas supersticiones.

2.- El Cristianismo, el cual es una religión muy mística, ha sido, sin embargo, la religión de la parte más práctica de la humanidad. Tiene lejos muchas más paradojas que las filosofías Orientales, pero también construye lejos mejores carreteras. Los Musulmanes tienen una pura y lógica concepción de Dios, el Monista Ala. Pero él se mantiene bárbaro en Europa, y el pasto no va a crecer donde el ponga su pie. El Dios Cristiano es Trino, “la complicada trinidad”, que pareciera una contradicción caprichosa en sus términos. Pero en acción él domina la tierra, e incluso el más inteligente Oriental sólo puede combatirlo imitándolo primero. El Este tiene lógica y vive de arroz. La Cristiandad tiene misterios y autos a motor. No importa, como decía, la inferencia, registremos los hechos. Ahora con estas dos cosas en la mente, déjame tratar y explicar lo que la teología Cristiana es. El completo Agnosticismo es la actitud obvia del hombre. Todos somos Agnósticos hasta que descubrimos que el Agnosticismo no funcionará. Después, adoptamos alguna filosofía, la del Sr. Blatchford o la mía o la de algún otro, pero por supuesto, el Sr. Blatchford no es más Agnóstico de lo que yo soy. El Agnóstico diría que no sabe si el hombre es responsable por sus pecados. El Sr. Blatchford dice que él sabe que el hombre no lo es. Aquí tenemos la semilla de todo el tremendo árbol del dogma. ¿Por qué el Sr. Blatchford va más allá del Agnosticismo y afirma que ciertamente no hay libre albedrío? El desea que ningún hombre sea condenado por sus pecados. Por lo tanto, el tiene que dejar a sus discípulos bastante seguros de que Dios no los creó libres, y por ello culpables. Ninguna duda Cristiana debe correr por la mente del Determinismo. Ningún demonio debe susurrarle, en algún momento de enojo, que a lo mejor el promotor de la compañía fue responsable de fraudulentamente enviarlo al trabajo arduo (workhouse) Ningún repentino escepticismo debe sugerirle, que a lo mejor el rector del colegio fue culpable de azotar a un niño pequeño hasta la muerte. La fe Determinista debe mantenerse firme, o sino, ciertamente, la debilidad de la naturaleza humana llevará a los hombres a estar enojados cuando son calumniados o patearan de vuelta cuando sean pateados. En breve, el libre albedrío pareciera a primera vista pertenecer a lo Desconocido. Y todavía el Sr. Blatchford no puede predicar lo que para él parece caridad común sin afirmar un dogma sobre el tema. Y yo no puedo predicar lo que a mi parecer es honestidad común sin afirmar otro. Aquí esta la falla del Agnosticismo. Que nuestra visión-diaria de las cosas que (en el sentido común) sabemos, en realidad depende de la visión de las cosas que (en el sentido común) no sabemos. Está de los más bien decirle a un hombre, como lo hacen los Agnósticos, “cultive su jardín” Pero suponga que un hombre ignora todas las cosas que están fuera de su jardín, y entre ellas ignora el sol y la lluvia Este es el hecho verdadero. No se puede vivir sin dogmas respecto a estas cosas. No se puede actuar, por veinticuatro horas sin decidir si tener o no a las personas por responsables. La teología es un producto mucho más práctico que la química. Algunos Deterministas imaginan que el Cristianismo invento un dogma como el libre albedrío para divertirse- una mera contradicción. Esto es absurdo. Uno tiene la contradicción donde quiera que esté. Los Deterministas me dicen, con un grado de verdad, que el Determinismo no hace diferencia en el diario vivir. Eso quiere decir – que aunque los Deterministas sepan que las personas no tienen libre albedrío, igual van y las tratan como si lo tuvieran. La diferencia entonces es muy simple. El Cristiano pone la contradicción dentro de su filosofía. El Determinista la pone en su diario vivir. El Cristiano declara como de Perogrullo el misterio que el Determinista llama sinsentido. El Determinista tiene el mismo sinsentido para desayunar, almorzar, tomar once, y cenar todos los días de su vida. El Cristiano, repito, pone el misterio dentro de su filosofía. Ese misterio, por su oscuridad, ilumina todas las cosas. Una vez concedido eso, la vida es vida, el pan es pan y el queso es queso; puede reír y pelear. El Determinista hace el tema de la voluntad lógico y lucido; y en la luz de la lucidez todas las cosas son oscurecidas, las palabras no tienen significado, acción ni propósito. Ha hecho su filosofía un silogismo y a él mismo un lunático incoherente. No es una cuestión entre misticismo y racionalismo. Es una cuestión entre misticismo y locura. Por el misticismo, y el misticismo sólo, se ha mantenido al hombre cuerdo desde el principio del mundo. Todos los caminos rectos de la lógica han guiado a una especie de pandemónium, al Anarquismo o a una obediencia pasiva, a tratar al universo como una sustancia mecánica o sino como un engaño de la mente. Solamente el Místico, el hombre que acepta las contradicciones, es quien puede reír y caminar fácilmente a través del mundo. ¿Estas sorprendido de que la misma civilización que cree en la trinidad descubrió el vapor? Todas las grandes doctrinas Cristianas son de este tipo. Véanlas cuidadosamente y con justicia por ustedes mismos. Tengo sólo espacio para dos ejemplos. El primero es la idea Cristiana de Dios. Justo como todos hemos sido Agnósticos así todos hemos sido Panteístas. En la divinidad de la juventud es fácil decir, “¿Por qué un hombre no puede ver a Dios en un ave volando y no estar contento?” Pero después viene un tiempo en el que seguimos y decimos, “Si Dios esta en las aves, no nos dejemos ser solamente hermosos como las aves; seamos tan crueles como las aves; dejémonos vivir en la locura, roja de la naturaleza” Y algo que es sano en nosotros se resiste y dice, “Mi amigo, te estas volviendo loco” Después viene el otro lado y decimos: “Las aves son odiosas, las flores son vergonzosas. No daré una alabanza para en ella basar al universo” Y la parte sana en nosotros dice: “Mi amigo, te estas volviendo loco” Después viene una cosa fantástica y nos dice: “Estas en lo correcto en disfrutar a las aves, pero equivocado en copiarlas. Hay una cosa buena detrás de todas estas cosas, pero, todas estas cosas están por debajo de ti. El Universo esta en lo correcto; Pero el Mundo es malvado. La cosa que esta detrás de todo no es cruel, como un ave; sino bueno, como un hombre” Y la cosa sana en nosotros dice: “He encontrado el camino correcto” Ahora, cuando el Cristianismo vino, el mundo antiguo acababa de llegar a este dilema. Escuchaba la Voz del Culto a la Naturaleza gimiendo, “Todas las cosas naturales son buenas. La Guerra es tan sana como las flores. La Lujuria tan limpia como las estrellas.” Y escuchaba también el llanto de los desesperanzados Estoicos e Idealistas “Las flores están en guerra; las estrellas están sucias; nada salvo la conciencia del hombre está bien, y esta está completamente vencida.” Ambas miradas eran consistentes, filosóficas y exaltadas; su única desventaja era que, la primera lógicamente al homicidio y la segunda al suicidio. Después de una agonía del pensamiento el mundo vio el camino sano entre las dos. Era el Dios Cristiano. El hizo la Naturaleza pero El era Hombre. Finalmente, queda una palabra por ser dicha respecto a la Caída. Solo puede ser una palabra, y es esta. Sin la doctrina de la Caída toda la idea del progreso no tiene ningún significado. El Sr. Blatchford dice que no hubo una Caída sino un ascenso gradual. Pero la misma palabra “ascenso” implica que sabes para donde estas ascendiendo. A no ser que haya un estándar en que no puedes decir si es que estas ascendiendo o descendiendo. Pero el punto central es que la Caída, como cualquier otro largo camino del Cristianismo esta formado en el lenguaje común ocupado arriba de un autobús. Cualquiera podría decir “Muy pocos hombres son realmente Varoniles” Nadie diría, “Muy pocas ballenas son realmente ballenescas” Si quieres disuadir a un hombre de beber su décimo whisky tendrías que darle una palmada en la espalda y decirle, “Se un hombre” Nadie que desee disuadir a un cocodrilo de comer a su décimo explorador le daría una palmada en la espalda y diría “Se un cocodrilo” Porque nosotros no tenemos ninguna noción de lo que es un perfecto cocodrilo; ninguna alegoría de una ballena expulsada de su ballenesco Edén. Si una ballena se acercara a nosotros y dijera: “Soy una nueva especie de Ballena; he abandonado la (whalebone)” nosotros no debemos preocuparnos. Pero si un hombre se nos acerca (como muchos se nos acercaran muy pronto) a decir, “Yo soy una nueva especie de hombre. Yo soy el súper-hombre. He abandonado la piedad y la justicia”; nosotros debemos contestar, “Sin dudar tu eres nuevo, pero no estas cerca de ser un hombre perfecto, porque el ya ha estado en la mente de Dios. Nosotros hemos caído con Adán y nosotros ascenderemos con Cristo, pero preferimos caer con Satán, que ascender contigo”

11 comentarios:

Anónimo dijo...

No necesitó este converso batirse a duelo con los llamados "maestros de la sospecha" para sepultarlos bajo su pluma contundente.
¡Un epitafio a la derecha para Marx, Niesztche y Freud!

Anónimo dijo...

La religión es el opio de los pueblos.
Sabia frase.

Anónimo dijo...

conde lucanor, ¿alguna idea, además de recitar un credo sin fundamento?

Anónimo dijo...

Chester, no le pidas peras al olmo. Los izquierdólogos no están hechos para explicar el mundo. Y menos aún para gobernarlo.

Anónimo dijo...

muchas ideas. esta es brillante. te recomiendo que leas todo.


La cocaína de los pueblos

En un reciente debate sobre semiótica de lo sagrado, acabamos hablando de esa idea que va desde Maquiavelo a Rousseau, y sigue, de una “religión civil” de los romanos, entendida como un conjunto de creencias y de obligaciones capaz de mantener unida a la sociedad. Alguien notó que, partiendo de esta concepción, que de por sí es virtuosa, se llega fácilmente a la idea de la religión como instrumentum regni, expediente que un poder político (representado incluso por escépticos o no creyentes) usa para controlar a sus súbditos.

Umberto Eco*

La idea estaba ya presente en autores que tenían experiencia en la religión civil de los romanos y, por ejemplo, Polibio (Historia, VI) escribía a propósito de los ritos romanos que “en una Nación formada únicamente por sabios sería inútil recurrir a métodos como esos, pero puesto que la muchedumbre es por naturaleza voluble y está subyugada por pasiones de todo tipo, por una avidez desenfrenada y una ira violenta, no queda más remedio que atajarla con semejantes instrumentos y con misteriosos temores. Por este motivo, soy de la opinión de que nuestros antepasados introdujeron con razón entre las multitudes la fe religiosa y las supersticiones sobre el Hades y que son bastante necios los que intentan eliminarlas en nuestros días. ... Los romanos, aun manejando cantidades de dinero mucho mayores en los cargos públicos y en las embajadas, se mantienen honestos sólo por respeto hacia el vínculo del juramento; mientras que en los demás pueblos raramente se encuentra a nadie que no toque el dinero público, entre los romanos es raro encontrar que alguien se ha manchado con semejante culpa”.

Aunque los romanos se portaran de forma tan virtuosa en época republicana, desde luego en un cierto punto dejaron de hacerlo. Y se puede entender por qué, unos siglos más tarde, Spinoza daba otra lectura del instrumentum regni, y de sus ceremonias espléndidas y cautivadoras: “Así pues, si es verdad que el mayor secreto y el máximo interés del régimen monárquico consiste en mantener a los hombres en el engaño y ocultar bajo el falaz nombre de religión al miedo con el que deben ser sometidos para que combatan por su esclavitud como si fuera su salvación ... es igualmente verdad que en una comunidad libre no se podría ni pensar ni intentar realizar nada más funesto” (Tratado teológico-político).

A partir de ahí no era difícil llegar a la célebre definición marxista de que la religión es el opio de los pueblos. Pero, ¿es verdad que las religiones tienen todas ellas y siempre esta virtus dormitiva? José Saramago, por ejemplo, tiene una opinión absolutamente contraria, y más de una vez ha arremetido contra las religiones como instrumento de conflicto: “Las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana” (El País, 18 de septiembre de 2001).

Saramago concluía en otras declaraciones que “si todos fuéramos ateos, el mundo sería más pacífico”. No estoy seguro de que tenga razón, pero lo cierto es que parece que el papa Ratzinger le ha contestado indirectamente en su reciente encíclica Spe salvi, donde nos dice que, al contrario, el ateísmo de los siglos XIX y XX, aunque se ha presentado como una protesta contra las injusticias del mundo y de la historia universal, ha logrado que “de esta premisa se hayan derivado las más grandes crueldades y violaciones de la justicia”.

Tengo la sospecha de que Ratzinger pensaba en esos descreídos de Lenin y de Stalin, pero se olvidaba de que en las banderas nazis estaba escrito Gott mit uns (que significa “Dios está con nosotros”); que falanges de capellanes militares bendecían los gallardetes fascistas, que el carnicero Francisco Franco (dejando de lado los crímenes de sus adversarios, al fin y al cabo empezó él) estaba inspirado por principios religiosísimos y sostenido por los Guerrilleros de Cristo Rey; que religiosísimos eran los vandeanos contra los republicanos que bien habían inventado una Diosa Razón (instrumentum regni); que católicos y protestantes se han masacrado alegremente durante años y años; que tanto los cruzados como sus enemigos estaban empujados por motivaciones religiosas; que para defender la religión romana se arrojaban cristianos a los leones; que por razones religiosas se han encendido muchas hogueras; que religiosísimos son los fundamentalistas musulmanes, los terroristas de las Twin Towers, Osama y los talibanes que bombardearon los Budas; que por razones religiosas se oponen India y Pakistán y, para acabar, que Bush invadió Irak invocando “God bless America”.

Por todo lo cual, estaba reflexionando que, si a veces la religión es o ha sido el opio de los pueblos, más a menudo, quizá, ha sido su cocaína. Al final va a resultar que el hombre es un animal psicodélico.

* Novelista y semiólogo italiano. c.2007 Umberto Eco/L'Espresso

Anónimo dijo...

- Ohh!! She thinks!!
- No, Gordon. She reads!!!
(The black tales of Sir Gordon Hawk)

lucanor, encuentro a tus dos mensajes contradictorios entre sí. Que extraño!!!! Porque para avalar un cliché utilizaste una retahíla de ideas que son, en suma y en principio, antagónicos con tu premisa principal.
Pregunto: ¿es opio o cocaína? Sabrás que ambas drogas tienen efectos opuestos. Por tanto, ¿Marx estaba en lo cierto o estaba hablando gansadas?
Cuando Marx sintetizó su pensamiento en esa idea, sabrás que el lo hizo dentro de cierto contexto “positivo” (para un marxista, desde luego) que con su concepto materialista y utilitarista pensaba que era funcional a la gobernabilidad, al poder; precisamente porque en la época que don Carlos acuño su frase, el opio era utilizado, entre otras cosas, como anestésico.
El sentido que le atribuye Saramago es el opuesto, lejos de anestesiar exalta y violenta, entonces te pregunto ¿quién tiene razón para vos?
Para mi gusto ninguno tuvo ni tiene idea de lo que es el cristianismo, y ninguno tampoco “jaló” de nada bueno.
Si Saramago tenía razón… ¿cómo explicamos los sesenta millones de muertos que dejó la revolución rusa? ¿no eran pacíficos ateos esos? ¿y los que dejó la revolución francesa?
Creo que Saramago, quien también dijo que había que terminar con el Peronismo en Argentina (le falta opinar del tute cabrero para estar completos), pretende no una sociedad pacífica, sino una eutanasia de la sociedad.
No puedo dejar de pensar esa idea de Saramago asociada con una frase de Tácito (quien, seguramente debe haber sido hombre de pocas palabras) y decía: “Los Romanos construyen un desierto, y lo llaman Paz”

Anónimo dijo...

No pierdas el tiempo, Chester. Lucanor (al igual que gran parte de los lectores de Marx) son incapaces de aprehender todo aquello que leen en virtud de los procesos históricos y de la realidad de los pueblos. Cabe agregar que el propio Marx no fue brillante en su ataque contra los dogmas, ya que el opio, más allá de su poder anestésico (tal como vos hacés referencia) era fuente o pasaje para la inspiración y la creación. En síntesis: debió callar. En cuanto a Saramago... qué decir de él si representa la carnavalización de los antivalores reunidos en un clissé que en estos tiempos vende (una suerte de Código da Vinci su Evangelio..., aunque más refinado en el estilo). Por otra parte, sería sumamente interesante que en lugar de citar al gran semiólogo Eco, expusieras vos, estimado Lucanor, "algo" propio (como leerás, mis pretensiones son humildes)

María Magdalena dijo...

Conde Lucanor:
He notado que en su nick se advierte la imposibilidad de prescindir de la tradición hispana, por lo tanto, sus contradicciones subyacen no sólo en el orden ideológico, sino también en el estético.
Después de leer sus intervenciones, sólo me interesa preguntarle cómo definiría Ud. a la doctrina de Marx; o mejor: cuál es la base, según su opinión, de la filosofía marxista?
La frase que Ud. cita aparece en el Manifiesto. Género de moda, si los hay. Ya las Vanguardias se apropiaron de él para denotar la oposición a toda norma. En la actualidad, ha resurgido nuevamente de la mano de organizaciones tan circenses como absurdas. Lo cierto es que el manifiesto, como género discursivo, posee en principio un alcance universal, supone la ilimitación del destinatario; no obstante, se dirige a un pequeño grupo de elegidos -“al inteligente”, decía Stendhal-; señala restrictivamente -y hace oficial esta restricción- los verdaderos miembros de la secta, el clan de los grandes ortodoxos. Para ser más clara: su característica principal es la autodestinación. -Por si acaso no comprendió: nada más impopular que la izquierda y sus premisas-. Un gran abrazo,

Unknown dijo...

Qué es lo que les molesta del catolicismo, la Fe, la religión, la autoridad que surge de ambas...?

Sniper Urbano dijo...

A ver si se puede clarificar algo más; dejo otro artículo del mismo autor, gentileza de una amiga.

Anónimo dijo...

Respetable personaje Marx. Nunca laburo, heredó dos veces, tuvo hijos y no los reconoció. Nunca aplico lo que pregonó. Gracias a que tenia tiempo para pensar (cosa que los acolitos que pusieron en practica su pensamiento no les dejaron hacer a sus sometidos), ya que se "rascaba" bastante, el mundo se tuvo que desayunar con una sangria que hasta hoy dia sigue y fue y es la que mayores muertes generó que las ocasionada por las religiones.
Saludos a todos.